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Bajar los techos para ahorrar en climatización

23 de diciembre de 2015

Bajar los techos para ahorrar en climatización

Últimamente estoy escuchando con cierta frecuencia la afirmación de que sería bueno Bajar los techos para ahorrar en climatización en las habitaciones y locales . Lo más frecuente es colocar un falso techo de laminado de yeso que reduzca el espacio entre forjados y de esta manera ahorrar energía por tener que calentar o enfriar menos volumen de aire.

Cuando escucho esto siempre pienso que hay demasiados supuestos expertos en climatización o demasiados empresarios oportunistas dispuestos a ahorrar en material y a dejarnos espacios habitables cada vez más pequeños al mismo precio.

Es curioso el desconocimiento general o la poca importancia que se le da a las circunstancias que influyen en el bienestar de los sitios que habitamos como es la humedad ambiental, la velocidad y la calidad del aire, el acceso a iluminación natural, la uniformidad térmica, el aislamiento del exterior y la ausencia de ruidos molestos. Esto invita a reflexionar sobre lo poco que sabemos sobre la condición humana. También sobre lo que nos afecta para bien o para mal a la salud, algo que deberíamos considerar importante. Al fin y al cabo lo más valioso que tenemos es nuestra vida.

Los que nos dedicamos a esto de la climatización andamos siempre de sobresalto en sobresalto cuando nos damos una vuelta por el mundo de la publicidad: calor azul, desionizadores de aire, imantadores de agua y otras recetas de mercachifles ávidos de aligerar la cartera de incautos mal informados. Somos una sociedad poco educada en el método científico y en el escepticismo. Es mucho más cómodo seguir al chamán de la tribu para que nos solucione los problemas. Aún recuerdo el éxito comercial de las pulseras que te equilibraban y mi asombro de Obelix (Están locos estos romanos…) cuando, para demostrarlo, te encontrabas al sujeto haciendo equilibrios, normalmente junto a la barra del bar, con la pulserita puesta, para demostrar lo bien que le va su vida desde que la tiene.

La altura de techos mínima que establece el Código Técnico de la Edificación para espacios habitados es de 2,5 m y curiosamente esta es la que te encuentras siempre en la mayoría de las nuevas viviendas y oficinas.

Los techos de los edificios que se construían en las ciudades avanzadas de principios del siglo XX tenían alturas muy por encima de estos 2,5 m porque se aplicaban criterios higienistas.

Un techo bajo hace que un espacio relativamente pequeño visualmente se aprecie más pequeño aún.

Cuanto más bajo sea un techo menor posibilidad de diluir aire contaminado por ocupación de personas. El aire limpio contenido es menor.

Los techos altos invitan a grandes ventanales que dejen pasar luz a los espacios habitados, otro de los elementos que contribuyen al confort.

Mi intención es demostrar la premisa falsa de que un techo bajo permite ahorrar en calefacción o refrigeración porque, al tener menos volumen de aire, los equipos calentarán antes las estancias.

Al afirmar que los equipos calientan antes un volumen de aire nos olvidamos de que los equipos de calefacción no están pensados para calentar el aire de una estancia. Están pensados para compensar las pérdidas de calor que se producen en los cerramientos (puertas, ventanas, paredes exteriores, techos, suelos…)

Así mismo, un equipo de climatización convencional está pensado para absorber el calor que están produciendo las diversas fuentes de calor que podemos encontrar (el aire interior no es la mayor). Iluminación, motores, electrodomésticos, máquinas, personas, ventilación exterior, radiación solar, transmisión de calor exterior.

La altura del techo no va a influir apenas en estos aportes de calor del exterior en verano o de pérdidas de calor en invierno. Tendremos el mismo aporte de calor en verano tengamos el techo bajo o alto. Si acaso un poco menos debido a que se nos ocurra forrar la parte superior de este falso techo con elementos malos conductores del calor (fibra de vidrio, lana de roca o similares) Pero esto mismo lo podemos hacer ¡Sin bajar el techo! O bajándolo lo justo para añadir el aislante.

Igualmente en invierno tenemos pérdida de calor hacia el exterior y hacia locales y habitaciones no climatizados por los cerramientos. Aislar el techo es una buena solución para evitar una parte importante de pérdidas. Pero bajarlo no. Una cámara de aire de 50 cm en el falso techo no nos permitirá que el calor pase a través de la fina lámina de cartón yeso y suframos las mismas pérdidas que cuando no la teníamos.

El Reglamento de Instalaciones Térmicas en la Edificación (R.I.T.E.) cuando se refiere a temperatura de confort en una estancia habla de temperatura operativa que no es la temperatura del aire de la estancia. La temperatura operativa es una media entre la temperatura del aire, la temperatura de los objetos presentes, de las paredes, del suelo y del techo,de los electrodomésticos y de las personas que están en ella. Por lo tanto para calefactar una estancia no hay que calentar el aire. Hay que hacer subir la temperatura de todos los objetos presentes en ella. Es por ello que hay que tener en cuenta siempre dos cosas:

Evitar las pérdidas (aislamiento) hacia el exterior.

Calentar de manera más uniforme posible los elementos del interior (los equipos split de aire caliente no son una buena solución porque calientan el aire, son baratos y rápidos pero no demasiado eficaces)

He viajado bastante en invierno y he tenido que dormir fuera de casa en hoteles donde es habitual que estén calefactados por equipos que calientan el aire. Es una experiencia habitual encender el equipo para que el aire de la habitación suba rápidamente de temperatura. En el momento en el que apagas el equipo para evitar el ruido molesto que produce te das cuenta que las paredes y los muebles siguen fríos, el aire se ha secado de manera desagradable y al cabo de poco tiempo la temperatura de la habitación se ha reducido hasta ser necesario volver a poner en marcha el equipo.

En mis clases en Centro Técnico Europeo, siempre explico que los que pretendemos climatizar habitaciones y locales buscamos el imposible. Buscamos que las personas que las habitan estén confortables. Pero hay tantas cosas que influyen en nuestro bienestar dentro de una estancia que yo me doy por contento cuando alguien al que he asesorado entra en su habitación y dice: ¡Que bonita, que amplia y luminosa, y no es nada fría en invierno ni es un horno en verano!

Entonces pienso: “Caramba, que fácil era” y sin bajar el techo y convertirla en un túnel.

Espero que os haya gustado,

Autor:
gacho Oscar Gacho
Ingeniero Industrial
Profesor en CTEEP
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